sábado, 14 de mayo de 2011

Llegó [Las edades de R.]

  Me encantaba contemplarla. Sobre todo desde aquella posición.
Espanzurrada mi corta estatura en aquel sofá era capaz de ver como aquel volcán me impedía apreciar enteramente su rostro. Tan sólo podía vislumbrar como algunos mechones asomaban tras el volcán a punto eructar su lava incandescente. Jadeante humedecida por el sofocante calor de Agosto y con unos pies propios de un Trol, podía escuchársela ente murmullos.
La televisión sintonizada en un programa infantil. Yo andaba más concentrada en cómo aquel volcán en forma de monstruo de grandes pies y sin cabeza resistía la batalla cuerpo a cuerpo contra calor veraniego, a base de resoplidos que hacían revolotear aquellos visibles mechones.
Entre sus quejidos, de repente pude oír: “Cariño, por favor. ¿Puedes llenarme el vaso con agua fresquita de la nevera?” Antes que el Trol hubiera incorporado el codo, ya había arrebatado de su mano el vaso.
De camino al frigorífico, me encontré con ella; brillantemente azabache, pizpireta, inquieta y por supuesto tosca. Sus oscuros ojos se clavaron en mí y relinchó de alegría. No lo puede resistir, cogí las cortas riendas que rodeaban su pescuezo y… “¡Yiiijaaa!” La amazona y el corcel volvían a aventurarse en la selva esteparia del Sahara. Cabalgamos entre Baobabs, cruzamos el Mississippi, nos adentramos en grutas, visitamos a Chema el panadero y nos invitó a tarta de cinco chocolates, dimos indicaciones a Alicia para encontrar al escurridizo Señor Conejo…  Entonces recordé: ¡el Trol! Estaría esperando aquel líquido helado que hacía cesar el babeo constante de su lijada lengua, y se enfurecería si no le llevaba rauda aquel líquido.
Recordé que a lo alto de la montaña blanca todavía quedaban nieves primaverales guardadas al buen recaudo de un cofre. De camino a la montaña paramos orilla a una catarata para recoger un poco de agua, mientras mi corcel zambullía su lengua en el nacimiento de la misma. ¡Puag!- mira que eres cochina Tosca. Me lamio la mano - dije cochina, rectifico: requeté cochina- y pusimos marcha a la montaña. Al llegar a lo alto de la montaña aprecié que tendría un problema para hacerme con el cofre que contenía todo aquel hielo congelado. Encontré un autentico impedimento: mi altura; mi estatura no me permitía alcanzar aquel cristal helado. Vislumbre a lo lejos una roca de madera, no parecía pesada, serviría para auparme y alcanzarlo. Tosca me ayudó con su hocico y mantuvo su atención clavada en mi desestabilizada habilidad para trepar. Abrí el cofre que contenía aquel congeladísimo cristal y…
¡Pero bueno Raquel! ¿Qué te crees que estás haciendo?- el Trol había desesperado la espera y con sus enormes pies en cuestión de segundos alcanzó la alejada montaña. ¡Gauu, gaaauuuu, gaauuuu!- Tosca por puro miedo al reproche secundaba aquel sermón. Pero mama…- contesté cabizbaja subida a aquel inestable taburete con uno de mis brazos escarchado metido hasta fondo del congelador. Ni pero, ni pera, jovencita. ¡Te he dicho mil veces que no te subas ahí!- dijo mama gritando uno de esos argumentos sacados del manual de la madre.
 Pero…- intenté explicarle; pero mi cara se descuajaringó, como solía hacerlo Míster Potato entre las zarpas de Tosca, al ver aquel charcho a sus pies. Expiré una risita, pensando que mama ya era mayorcita para hacerse pis. Señalé aquel charco, pero mama ya se había percatado en el momento de pronunciar “… subas ahí”.
¡Ya viene!- exclamo entre temblores con sonrisa ladeadamente siniestra. Pero… ¿q…, qué, qui…., quie…. quién?-desconcertada pregunté.







[Dos de diez. Mira que pasa el tiempo y yo sin percatarme conscientemente de que ya aprendiste a hablar, a decir mi nombre bien, a no usar ruedines, a fumar, a no mirarme desde abajo… Por unos diez de diez y desaprender juntas de la mano.]









3 comentarios:

  1. Ni mails, ni sms... He optado por esta vía dado que ya sabes que me niego a enredarme socialmente. Caballera, impresionado me quedo de leer estas cosas. Siempre me gusto tu talento, este también.
    Recuerdo cuando me hablabas de Tosca, de que tú diste nombre a esa que aparece...
    Espero verte pronto. Tengo.

    Paco Clavel (haha!)

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  2. Es muy buen Raquel!sigues teniendo la imaginación de una niña!! ni peras ni peros!! XDDD Que sepas que el regalo que más me ha gustado ha sido tú dibujo :)
    Te quiero molto!

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  3. Angelote! Qué bueno volver a saber de ti! Lo soluciono en un momento. Sabes que los viejos amigos no sólo quedan en mi recuerdo, los repesco ;)(Todavía sigues con lo de P.Clavel? haha!)

    Pochola, tengo que mejorar esos colores pero poco a poco... Es mi primera vez después de tanto tiempo pintando en B&W.

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