jueves, 5 de mayo de 2011

Mares de China.



Se toparon, tontamente, intentando escapar de las agudas gotas de lluvia. La lentitud del tiempo empezó a hacerse notoria, apenas transcurría... Por momentos los minuteros se desvanecían en aquel aguacero.
De repente, las nubes despejaron la oscuridad del cielo... y un beso fue musitado al bajar la guardia. Aliento ensalivado y ya los ojos se intuían cerrados. Un beso de los que hacen enloquecer entre los bordillos de la ciudad, saltar charcos primaverales, cruzar a ciegas la Gran Vía, descubrir estrellas entre los tubos de escape… Se perdieron del mundo rodando uno sobre otro.




[Noches de insomnio obligado…]

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