lunes, 28 de febrero de 2011

The Oscar goes to…

       Raquel Castán | Madrid 28/ o2/2o11


Anoche se pudo oír la mítica frase “And the Oscar goes to...” en la 83ª ceremonia de los Premios Oscar en Los Ángeles en repetidas ocasiones. Una alfombra roja pocas horas antes de la Gala anunciaba la llegada de futuros ganadores y derrotados; y un aire viciado perfuma todos aquellos vestidos y trajes de las más altas firmas, cosidas con el más gustoso glamour, aunque en otras ocasiones nefastamente desafortunados. Nunca me gustó la frivolidad que desprende aquel mundo que me ha hecho soñar en tantas ocasiones, y que lo sigue haciendo- de hecho, hace unos días puede disfrutar de la frágil perfección del último trabajo de Darren Aronofsky.
Toda aquella ostentosidad y parafernalia entorno a dichos premios me ha hecho recordar el ennegrecido hollín del que están hechos los sueños de la meca del cine. No soy crítica de cine, no me atrevería. Sin embargo, debo pronunciarme en otro aspecto que oscurece esas historias filmadas en la gran Hollywood.
La multimillonaria industria del cine y televisión Hollywoodiense supone una de las mayores consumidoras de energía en California. Monumentales decorados de usar y tirar, efectos especiales con explosivos, espectaculares persecuciones, grandes cantidades de madera para la construcción de sets, industriales generadores eléctricos para rodar exteriores, y la enorme cantidad de desperdicios de otra índole que producen hacen que la producción de Films sea la segunda industria más contaminante; después de la industria petrolera, según estudios llevados a cabo por Instituto del Ambiente de la Universidad de California en 2006. El cual publicó que Hollywood contribuye en 140.000 toneladas métricas de partículas de ozono y diesel- entre otros, claro.
Esta “industria”, sin a efectos prácticos serlo, ha asumido públicamente en repetidas ocasiones su compromiso pro-ecologista, creando incluso una guía anunciada por la Asociación Cinematográfica estadounidense o creando iniciativas como Hollywood Goes Green, desarrollada por varias asociaciones ecologistas en conjunción con algunas productoras; todos estos movimientos buscan reforzar el compromiso de los estudios en trabajar de manera responsable hacia el medio ambiente. Para ello se toman medidas como el reciclado del 65% de toda la basura y desechos que generan- insuficiente he de decir-, sustitución de los combustibles por biodiesel, el uso de bombillas de bajo consumo, el fomento del mensaje electrónico frente al impreso o incluso al papel reciclado, sustituir el uso de aviones privados de esas grandes estrellas por vuelos en líneas aéreas convencionales, entre otras.
Además en los últimos años el “Cine de cambio” está abriendo los ojos de espectadores en salas de cine y hogares; induciendo a estos a un cambio de actitud sobre diferentes temas de gran relevancia a nivel mundial, como son los recursos naturales, la justicia social, la pobreza, el medio ambiente…
Sin embargo, este empeño de regular la contaminación Hollywoodiense queda bastante coja, dado que esta industria depende o trabaja codo con codo con cientos de empresas subsidiarias con prácticas inconsistentes, bajo patrones diferentes y contratos de muy corta duración.
Mi actitud “Made in green” me hace no perder la esperaza de que algún día todas esas vivencias experimentadas a través de la gran pantalla reflejen ese “Cine de cambio”, no sólo a través de esta, sino que realmente llegue a traspasarla.



   [Fuentes : www-scf.usc.edu, Publico.com]



domingo, 20 de febrero de 2011

El Elefante con pistola.




Amaneció una mañana de Junio con moscas rondando la comisura de su boca. Ni siquiera sabía cuánto tiempo llevaba allí. Había perdido la noción del tiempo. El Sol hervía a fuego lento sangre bajo epidermis, desprendiendo vapores de carroña muy tentadores para los buitres que rondaban ya su muerte. Sediento, tambaleante… intentaba incorporarse a pesar de la pesadez y flojera que sus rodillas mostraban. A cada paso, a cada huella que dejaba perenne en aquel desierto camino a Falfurrias pasadito Laredo, una nueva esperanza albergaba y un paso más le alejaba de su natal Naco. Sus ojos estaban deslumbrados de insolación e inundados de lágrimas. Intentaba mantener su mente despierta, para no caer en la locura que aquella angosta libertad le pedía a cambio. Cantaba la tabla de multiplicar, al son de una ranchera que rondaba por su cabeza desde hace unos días de aquel Juan Gabriel.


Por eso aún estoy en el lugar de siempre
en la misma ciudad y con la misma gente
para que tú al volver no encuentres nada extraño
y sea como ayer y nunca más dejarnos
Probablemente estoy pidiendo demasiado…
Se me olvidó otra vez que sólo yo te quise
se me olvidó otra vez...


 De vez en cuando se deleitaba dando unos giros a modo de pasos de baile. Mientras andaba con paso nada firme, de reojo observaba la silueta de su sombra, pero a veces se veía sobresaltado por la presencia de un compadre que seguía las huellas que a su paso dejaba. Alucinación, no más. Lamentaba entonces, la perdida de los se quedaron por el camino aquella noche. Aún así, albergaba la esperanza de reencontrarse con los más fuertes; la cuestión que se planteaba a cada instante es si él sería uno de ellos.


Camilo no era precisamente un chiquito bravío, hecho a la dureza de la fuerza bruta y el saber estar varonil, nada más lejos. Era más bien, un chiquillo sensible, tanto que solía ser objeto de mofa de lo homosexual, a pesar de no ser esta su condición sexual, ni muchísimo menos. Disfrutaba como el que más, de los placeres del embelesamiento que unas curvas femeninas proporcionan. Cuando no tenía esas hermosas vistas, las imaginaba o se cobijaba en el recuerdo de su tía Dalia. Esta fue la primera figura de mujer, integra, que vio. El descubrimiento de esas maravillas que el mundo brindaba le llegó a la edad de siete, en un día de primavera. Él jugaba al escondite en la casa con sus primos mayores, y pensó que el mejor de los escondrijos estaría bajo la cama de su tía, lo fue sin duda. Mientras el contenía la respiración para no ser descubierto, su Dalia entró recién llegada del trabajo vistiendo aquel uniforme de rayas apestado a grasa de freiduría. Apresurada cambió ese horrible a rayas por un vestido vaporoso que dejaba entrever sus encantos, pero en el proceso se deleito frente al espejo contemplando su desnudez morena mientras atusaba sus azabaches. Él bajo la cama, descubrió la belleza del mundo con una amplia sonrisa y un cosquilleo en el vientre se perdía bajo su ombligo.
Desde ese momento Camilo quedo prendado de las curvas de mujer, y de su Dalia. Los bajos de esa cama se convirtieron es su escondrijo secreto durante mucho tiempo, y aquel espejo en el testigo del paso del tiempo en la desnudez de Dalia y la sonrisa progresivamente velluda de Camilo.
Quizá su carecer varonil, procedía de la abundancia de féminas en su familia. El pequeño de cuatro hermanas, el sobrino de siete tías, el primo de ocho primas, el nieto de tres abuelas, y el hijo de dos madres. La presencia masculina a penas era notoria, no más que tres tíos desaparecidos, dos primos y su padre; pues sólo tenía uno, en este caso no había “-astros” de por medio. Su padre bravo y rudo por naturaleza pasaba el día fuera, trabajando, bebiendo con amigos, o rondando señoritas; siempre lejos de lecho conyugal. Se podía decir que era uno más de esos desaparecidos varones. Sin embargo, era un ser que de manera distante y fría admiraba y amaba profundamente a su mujer, su madre. Tanto era, que creía no ser merecedor que manchara el poluto mandil con su presencia ebria y su talante bravío. Siempre se mantuvo a la sombra de sus faldas, y al regazo hastío de su primera mujer.
Este caldo de cultivo hizo en él aflorar sentimientos y sensibilidades afeminadas. A cambio recibía una gran cantidad de arrumacos y muestras de cariño, que en alguna ocasión causaron un placentero robustecimiento en su entrepierna; además, le dio la posibilidad descubrir el placer de la música en los fondos de armario femeninos. Fue en el armario de su abuela paterna donde descubrió su gran amante, la trompeta.
Dalia, la trompeta y él, ya no eran extraños en aquel Méjico profundo, eran la combinación de la que el agave y Jalisco hacen del tequila una identidad con nombre propio.

“Mosquito”, así rebautizaron a Camilo sus compadres y algún antagonista, pues su delgado cuerpo, su nariz pronunciada y su vocación trompetera, hacia de él un mosquito trompetero. Este virtuoso de la trompeta de orejas gachas, consiguió proyectar una carrera desde temprana edad. Aunque la plata apretaba, y no resultaba fácil asfaltar el camino del que era merecedor. Con lo que combinó, qué remedio, jornadas de laboreo en cantinas, con instrucción musical. Sin abandonar aquellas tardes bajo aquella cama, ni disfrutar de noches de cine gringo entre compadres, ni los churros compartidos con labios pintados, ni las borracheras a birras pifiadas. Su adolescencia desenfrenadamente transcurrió y el trompetista se crecía.


Mientras sus pesados pies avanzaban levantado el polvo de esa tierra sedienta, sus lágrimas ahogaban todos esos recuerdos. Un reflejo dorado asomaba de su espalada atado a una cuerda de esparto que enrojecía con ampollas su pecho, el de aquella trompeta. Habían resultado ser inseparables en cada boleto que la vida le iba brindando.


La plata o más bien la falta de esta le llevó a Distrito Federal, Cuidad de México, en busca de un futuro mejor. Soñaba con entrar al Conservatorio Nacional de Música de Méjico, y lo hizo; el segundo era vivir de su música, vivir para tocar, no más. Era muchacho de pocos placeres, como decía su amá, pero disfrutaba de esas miguitas como si de caviar ruso se tratara. Su experiencia en cantinas le hizo encontrar un trabajo rápido para poder pagar sus estudios, incluso ganaba un sobresueldo como cantabar con un grupo. Solían reunirse todos los jueves para tocar en bares chidos de Colonia Condesa. La vida nocturna, sin embargo, le llevó también a conocer los bajos fondos de la gran ciudad y personajes singulares. Coqueteo con más que muchachitas lindas, damas blancas en algún que otro lavabo mugriento combinado con el hedor etílico de su aliento. Torció su rectitud, y su disciplina musical fue lapidada bajo la pesada losa de adicción y malos hábitos. A su delgadez intrínseca se sumaron unas cuencas hundidas y ojerosas pupilas, además de un carácter corrompido por la agresividad de los que le rondaban. Se dejaba ver a menudo por Iztapalapa con “Los Gallos”, unos tipos enfundados en tatuajes, perforaciones, alhajas siempre rellenitas de merengue y pistolas portadas cerca de los calzones.
La plata era fácil ya de conseguir y los sueños fáciles de dejar escapar.






                                                                      El Elefante con pistola - Primera parte


miércoles, 16 de febrero de 2011

F~ de observar



Dícese del proceso de capturar imágenes y fijarlas en un medio material sensible a la luz; o del arte y ciencia  de fijar y reproducir por medio de reacciones químicas, en superficies convenientemente preparadas, las imágenes duraderas por la acción de la luz recogidas en el fondo de una cámara oscura.
Un día llamó a la puerta de mi atención- hermana mayor de mi curiosidad. Como niña que era intentaba copiar todo lo que los adultos hacían. Siempre vi a mi padre con una en la mano o al cuello, la importancia del acontecimiento era lo de menos, siempre estaba junto a él. A temprana edad yo también porté una, pensaba que mi menuda figura no me permitiría poseer una hasta dar “el estirón”, no fue así; el estiró no llegó, pero sí lo hizo aquella máquina con carrete.
Desde entonces me preocupé por cuidarla y perfeccionar cada una de las instantáneas, dándolas vida en su estático estado; me gustaba reflejar la grandiosidad de lugares. Con los años aprendí de la grandiosidad de los detalles, descubrí que existían cosas exquisitamente deliciosas a mis ojos; a mis pupilas no les hacía falta de lo ostentoso para quedar deslumbradas. Unas manos entrelazadas, arrugas entorno a una sonrisa, pompas de jabón sobrevolando un parque, olas rotas, reflejos en charcos, andares , ojos escondidos tras un mechón, luces nocturnas, flores marchitas, nubes veraniegas, relojes parados, caras anónimas, bicicletas abandonadas…
Sin embargo, convertí una apasionada afición en una frustración. Frustración, que me ha ido enseñando cómo mirar la vida, cómo apreciarla."No me interesa la fotografía sino la vida", ya dijo Henry Cartier-Bresson. Hecho que me hace pensar en ocasiones cuál es realmente la frustración.
Sea lo que fuere, nunca es tarde para derrocar las frustraciones.






                     [Pequeña muestra una de esas instantáneas deliciosas, con una historia y punto y final]


lunes, 14 de febrero de 2011

Sin hache.


“Lucha de gigantes. Quién dominaba a quién, sus latidos desacelerados por la oscuridad de unos ojos llenos de atardeceres o las manos de ella encadenadas a las de él.” Al leer aquella frase fragmento de un párrafo de un libro de una iniciativa al fomento de la lectura en el vagón de aquel tren, simplemente pensé en el sentido que el autor quería dar. Desde luego no hablaba de un amor pastel entre nubes de algodón… Preferí pensar que quedan mortales viscerales dónde los remilgos y la ternura quedan en el terciopelo de una rosa; y hablaba de lo trémulo y sórdido en cuestiones de piel bañada en sudor.




[Guiño a E.Jardiel Poncela y su Amor sin hache]




jueves, 10 de febrero de 2011

La boina no le sienta nada bien, querida.

Raquel Castán | Madrid 1o/ o2/2o11


A los ciudadanos de las principales ciudades españolas - y mediterráneas; se les ha antojado vestir a estas con un complemento nada favorecedor, una boina. Esta boina gaseosa repleta de impurezas de combustibles, se produce por  la inadecuada relación entre el combustible y el aire, o temperaturas de combustión demasiado altas o demasiado bajas, causando así la formación de productos secundarios, tales como monóxido de carbono, óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno, cenizas finas e hidrocarburos no quemados, todos ellos contaminantes del aire.
Esta boina confeccionada por I&V - Industria&Flujo vehicular- en grandiosas ciudades, refleja el elevado consumo de energía. Ello, acompañado de un tozudo anticiclón instalado en la Península y parte de Europa hace que la dispersión de la polución no se produzca. El carácter vago del anticiclón impide que el aire situado en las capas bajas vaya hacia arriba y no ventile esta viciada habitación; actuando así de tapadera disfrazada de boina.
Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) esté anticiclón, que trae esta maravillosa estabilidad y solecito en las terrazas, remitirá el sábado; y será cuando el viento y la lluvia alivien estos malos humos de las grandes ciudades españolas.

Este estilismo recurrente de ciudades como Madrid y Barcelona, ha vuelto a abrir la brecha de la polémica y la alerta medioambiental en torno a las medidas a adoptar. Rosa Agilar planeta retomar las medidas que quedaron en el tintero – como tantas otras – del escritorio de la crisis. Se plantea una reforma legal, con la que los municipios puedan gravar los vehículos más contaminantes y así el Gobierno relegue esta tortuosa competencia. Aguilar propondrá hoy la creación de dos grupos de trabajo a la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). Un grupo para concienciación ciudadana y el segundo para aplicar el ya conocido “quien contamina paga”. Este segundo resulta, sin duda, todo un reto en torno al cual la polémica, y la presión política y económica ejercen un tira y afloja. Unos defensores de las medidas fiscales, otros tratan de encontrar un punto intermedio; y entre tanto aire viciado las redecillas de los partidos políticos afloran como ya es costumbre. Obviamente la tendencia debe ser el incentivo de los vehículos que menos consumo energético supongan y sean menos contaminantes; pero también se debe establecer un criterio coherente y fundamentado que permita la transición a una sostenibilidad donde las administraciones implanten planes de medidas que vayan de la mano, y por supuesto no se convierta en un mercado más donde especular.
Sin duda, las administraciones deben ponerse las pilas en esta materia, mucho está en juego: salud humana y medio ambiente. Los expertos de la Sociedad de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) ya venían avisando del riesgo grave que conlleva para la salud humana los niveles de exposición a los que nos vemos expuestos, día-si-día-también. Según publicaciones de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el tráfico es la mayor fuente de contaminación en Europa, y le siguen las centrales térmicas y las plantas industriales. Para más, esta contaminación atmosférica provoca actualmente unas 370.000 muertes prematuras en la UE, 16.000 en nuestro país.

Dicho lo cual, debemos quitarle Señora mía esa boina que tan nefastamente mal le sienta. Se ve más bonita al natural. Muchas ciudades Europeas ya empezaron aplicar medidas “estéticas” en las mismas. Vayamos a la moda y sigamos las tendencias.






[Fuente: Troposfera.org]


martes, 8 de febrero de 2011

De las redes sociales a las afecciones arbóreas


Raquel Castán | Madrid 8/ o2/2o11

Es un hecho, las redes sociales vía Internet se han convertido en un tipo interacción social, definida por el intercambio dinámico entre personas, grupos o instituciones. “Un sistema abierto y en construcción permanente que involucra a conjuntos que se identifican en las mismas necesidades y problemáticas, y que se organizan para potenciar sus recursos” como se definió en las Jornadas de 2001 sobre Gestión en Organizaciones del Tercer Sector en la Universidad Di Tella de Buenos Aires en Argentina.
Esta es una red grupal en un sistema abierto, donde compartir nuestros intereses, preocupaciones o necesidades, etc. Un “pero” se manifiesta en el retraimiento de las relaciones reales o en la excesiva vida social-virtual sin afectos comprometidos, y en consecuencias de otra índole; de las que pocos son conscientes.
Esta necesidad creada, puede llegar a rozar la cuasi-obsesión de algunas personas y de manera indirecta abrir una brecha en lo medioambientalmente respetuoso. Vivimos en una sociedad inconsciente, en un alto porcentaje, de que las acciones diarias pueden repercutir en el salvaguardo de los refajos de la madre tierra. Obviamente, la relación que intento mostrar resulta de lo más rebuscada y no aporta una visión sólida de sostenibilidad. Sin embargo, pretendo ejemplificar de algún modo como rutinas diarias junto a las nuevas necesidades que crea esta sociedad tienen un impacto ambiental en nuestro entorno.

 Quizá pocos sean los que han reparado conscientemente en el hecho de que esta nueva manera de sociabilización en la red puede transformarse en la necesidad imperiosa de mantenerse en contacto,  informado y actualizado en cualquier lugar y momento de cada uno de los movimientos de sus 438 “amigos”; y gracias a la portabilidad que proporcionan los avances tecnológicos esto es posible. Con un sistema informático móvil y ondas WiFi la adicción a sociabilizarse de esta manera está contenida.
En este contexto, científicos holandeses han llevado a cabo estudios, publicados en Noviembre de 2010, sobre la repercusión que podrían tener la radiación producida por las redes WiFi en los árboles. Tras encontrar una serie de anomalías en algunos árboles de la ciudad de Alphen aan den Rijn, no atribuibles a ningún tipo de afección vírica o bacteriana; la universidad de Wageningen llevó a cabo un estudio. En este, se expusieron una serie de Fraxinus más conocidos como fresnos, a radiación durante un periodo de tres meses, tras el cual se obtuvo que árboles en zonas cercanas a ondas Wi-Fi presentaban un “brillo de plomo” en sus hojas, además de una epidermis inferior y superior muerta debido a ello. En los Países Bajos se encontró que un 70 por ciento de los árboles ubicados en zonas urbanas presentaron estos mismos síntomas a diferencia del 10 por ciento de hace cinco años.
Este repunte de contaminación “internaútica” ha producido una presión para llevar a cabo estudios adicionales, como informó Health Protection Agency, que corroboren esta relación anormalidades arbóreas versus radiaciones inalámbricas.

Mientras tanto, una ciudadana en contra de la presión castigadora que se ejerce sobre el medio ambiente espera anisadamente, conectada a facebook,  más respuestas al respecto.
  

 [Fuente: Dailymail, UK]


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           

                                                                                                                                                             

sábado, 5 de febrero de 2011





" Querida doctora Tatiana:

Soy una mantis religiosa y he descubierto que disfruto más del sexo si primero decapito a mi amante de un mordisco. Es que al hacerlo sufren los espasmos más excitantes. De algún modo parecen estar menos inhibidos, más apremiantes; es fabuloso. ¿Te lo parece a ti también?
                     
                                                     
                                        Me gustan decapitados en Lisboa. "









Volvemos  a encontrarnos Señorita Judson, esta vez no la pienso dejar escapar tan fácilmente. Muy recomendable la Introducción a la biología evolutiva del sexo de Olivia Judson.

                                                                                                                        [Leer&Bocetar]


miércoles, 2 de febrero de 2011

Gran Houdini



El día comienza rutinario. Ducha, peine, pasta de dientes, zapatos, bufanda, bolso en mano y sonrisa armada para batallar en caso de ataque sorpresa. Amanece en Madrid, un accidente en la madrugada da indicios de que un día lleno de esperas, caras largas, humo de tabaco y migajas en las mangas, quebrarán mis huesos quejidos.
Mi serpenteante espalada se amolda al cubículo laboral y mi piel palidece ante los ofuscados fluorescentes, cual camaleón se mimetiza con su entorno. En este caso, el entorno gris y el olor a toner distan bastante de la frondosidad donde el reptil ralentiza sus movimientos.
Ojos entornados, cuello encorvado, rostro incrustado al monitor, café en una extremidad y ratón en otra. Maravillosa vida laboral entre archivadores y correos impersonales. Comprometidas sonrisas cómplices ante el jefe, pseudoconversaciones banales, consejos altivos, recortes de presupuestos expuestos al mínimo exponente, menosprecio desde las altas esferas jerárquicas, incomunicación grupal, proyección de objetivos sin metas, resultados razonablemente inconcluyentes y una gran desmotivación laboral. Elevado a la enésima potencia si se trata del becario.

Al menos la sensación de libertad y desasosiego se refleja en mis ojos, al asomar  mi barbilla para ver las nubes pasar en un grisáceo azul, los pájaros perderse entre las ya desnudas ramas de los caducos árboles, las hojas bailar con el vaivén del viento y ver su reflejo a través de los charcos marchitos ante la  evaporación sedienta.
Un desbocado sentimiento de ansiedad inundado por el recuerdo de cristales empañados por risas, ojeras trasnochadas y desnudez sonrojada, hace que mi cuerpo se separe de mi mente; dando lugar a un ente etéreo. Escapista. Mi gran Houdini deshace las cadenas del baúl en el que me encontraba atrapada; atada de pies y manos, y ojos amordazados. Tras un repique de tambores…desaparezco. “¡Tachaaaan!”
Y cuando creía haberme convertido en el mismísimo Houdini… una voz agudamente desagradable me despierta del trance con un: “Raquel, tienes que prepararme el informe para la reunión de la próxima semana…Antes de las 12. Y por cierto, según el registro de fichajes, tienes que recuperar dos minutos y cuarenta y cinco segundos, que hiciste de menos esta semana”.
Definitivamente, tengo que practicar más esto del escapismo…


martes, 1 de febrero de 2011

Mudada piel



Más que nunca yo, menos nunca fui. Quizá, quedó un tiempo en el que de mí no se desprendían escamas, hecho que me preocupaba, he de reconocerlo. Acumulaba escamas, piel muerta, por miedo a que doliera y ensordeciera el sonido de esta al yacer en el suelo. No fue así, contrariamente resultó un alivio que mi Ophidia piel necesitaba. No se puede proseguir con el depredar de los manjares de la vida cuando el lastre de la no-mudada piel impide el deslizamiento.
Noto la ligereza del peso, las heridas reparadas, y la liberación de los parásitos externos que hasta hace no mucho se me aprovechaban…