miércoles, 11 de mayo de 2011

Martha.



Comenzó cuando apenas era una niña recién instalada en Santa Bárbara. Tras quedar embelesada por las delicadas líneas que Ruth St. Denis era capaz de dibujar, de la armonía de su cuerpo comenzó emerger un destello. El vanguardismo de Gumnok School hizo contener por un tiempo su curiosidad motriz. Tras diplomarse, Ted cuidó bien que cada uno de los pasos que daba marcaran un sentido, una sensibilidad; que transmitieran el arte en movimiento que su aparato locomotor era capaz de expresar. Estos pasos llevaron a sus caderas moldeables, sus brazos dispuestos, sus piernas reflexivas y su rostro expresivo a New York. Las grandes cristaleras de los rascacielos inspiraron nuevos reflejos que alcanzar con su contorsionado. La rectitud del movimiento y estudiadísimo diseño anatómico comienzan a sumergirse en una pupa, modelando la papilionis que acompasaron gesto y espíritu.
Introspección, antigüedad hebrea, pasiones, vastos paisajes de lo americano, discriminación de minorías, poesía… tan sólo fueron algunos de los movimientos que sus pies dibujaron en escenarios. Su cuerpo era capaz de trazar, con tensiones y torsiones, como el hombre se enfrentaba a su medio en el mundo de lo subconsciente.
Martha falleció a sus 96.








[El sumergirme esta mañana en mí pecera asignada y ver que la cabecera de mi buscador bailaba como lo hacía Martha me ha arrancado de cuajo una sonrisa, que será difícil de desdibujar. Más aún cuando, casualidades de la vida,  hace no mucho comencé a hacer algunos bocetos inspirados en sus movimientos y coreografías. Algún día colgaré algunos bocetos. ¡Buen día!]


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