domingo, 29 de mayo de 2011

Trincheras

Entre moscas rondándole la boca, olisqueaba el mal sabor de su boca. Su mirada marchita difuminaba las sombras, los fulgores de escopeta. Tendido, a la par que empapado de tierra humedecida por las lloviznas matutinas de rocío tempranero; sus músculos encogieron en un último aliento, impulsando así lastimeros bombeos entre estruendos.
Riachuelos rojizos confluían desde lo alto de la sien hasta el concurrido hoyuelo en la barbilla, y una sonrisa colapsaba amordazando todo aquel inhumano retorcer de lo interior. Sus oídos se acallaron dando lugar a Mazurca, mientras Tschaikovsky amarraba con su batuta el volar aquella frágil cometa, la de su moribunda sonrisa. 
Entre trincheras, fuegos y estruendos… su Tschaikovsky retumbaba.



[Que me encanta Tschaikovsky es decir poco o nada. Cuánto evoca lo infinito de mi imaginación… hasta para mí es un misterio. Si nunca escucharon a este genio se pierden todo un mundo.]


No hay comentarios:

Publicar un comentario