sábado, 10 de septiembre de 2011

El poeta

¡No le toques ya más, que así es la rosa!- exclamo madre al ver a Juanín intentando zarandear el rosal para desprender así sus espinas. Eran tan bellas… embaucadoras, que no concebía para sí lo dolorosas y sanguinarias que resultaban entre sus manos.
La belleza de la simplicidad de la vida poetizó todo aquello que le rodeó. Bebía y fumaba a partes iguales. Alimentaba su mente y sentidos sin víveres. Respiraba los versos que desprendía. Los versos llegaron a pintar su hogar de acuarela, a nublar los soleados veranos, a refrescar el rocío de los campos, a tejer algodón en asnos… Sus versos y mi azada izaron rumbos diferentes. Mis cartas y sus poemas nos regalaban una hermandad distraída y alejada.

Una noche madre alerto que los suyos, sus versos, empezaban a torcer su hermosura. Tras una temporada alejado, deshice el camino andado en los últimos años. Llegué por fin a casa del poeta, pero allí ya no quedaba verso alguno para darme la bienvenida.



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¡No le toques ya más,

que así es la rosa!-

La simplicidad de este, el poema más breve de Juan Ramón Jiménez, engrandece al leerse con cautela.

1 comentario:

  1. Raquel, tengo que decir que no dejas de sorprenderme.
    Muy agradecido por esa canción del Señor Sabina y el resto...

    A.

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