miércoles, 2 de febrero de 2011

Gran Houdini



El día comienza rutinario. Ducha, peine, pasta de dientes, zapatos, bufanda, bolso en mano y sonrisa armada para batallar en caso de ataque sorpresa. Amanece en Madrid, un accidente en la madrugada da indicios de que un día lleno de esperas, caras largas, humo de tabaco y migajas en las mangas, quebrarán mis huesos quejidos.
Mi serpenteante espalada se amolda al cubículo laboral y mi piel palidece ante los ofuscados fluorescentes, cual camaleón se mimetiza con su entorno. En este caso, el entorno gris y el olor a toner distan bastante de la frondosidad donde el reptil ralentiza sus movimientos.
Ojos entornados, cuello encorvado, rostro incrustado al monitor, café en una extremidad y ratón en otra. Maravillosa vida laboral entre archivadores y correos impersonales. Comprometidas sonrisas cómplices ante el jefe, pseudoconversaciones banales, consejos altivos, recortes de presupuestos expuestos al mínimo exponente, menosprecio desde las altas esferas jerárquicas, incomunicación grupal, proyección de objetivos sin metas, resultados razonablemente inconcluyentes y una gran desmotivación laboral. Elevado a la enésima potencia si se trata del becario.

Al menos la sensación de libertad y desasosiego se refleja en mis ojos, al asomar  mi barbilla para ver las nubes pasar en un grisáceo azul, los pájaros perderse entre las ya desnudas ramas de los caducos árboles, las hojas bailar con el vaivén del viento y ver su reflejo a través de los charcos marchitos ante la  evaporación sedienta.
Un desbocado sentimiento de ansiedad inundado por el recuerdo de cristales empañados por risas, ojeras trasnochadas y desnudez sonrojada, hace que mi cuerpo se separe de mi mente; dando lugar a un ente etéreo. Escapista. Mi gran Houdini deshace las cadenas del baúl en el que me encontraba atrapada; atada de pies y manos, y ojos amordazados. Tras un repique de tambores…desaparezco. “¡Tachaaaan!”
Y cuando creía haberme convertido en el mismísimo Houdini… una voz agudamente desagradable me despierta del trance con un: “Raquel, tienes que prepararme el informe para la reunión de la próxima semana…Antes de las 12. Y por cierto, según el registro de fichajes, tienes que recuperar dos minutos y cuarenta y cinco segundos, que hiciste de menos esta semana”.
Definitivamente, tengo que practicar más esto del escapismo…


No hay comentarios:

Publicar un comentario