lunes, 7 de noviembre de 2011

Gotas de lluvia

Como dos gotas siamesas que al precipitar quedaron cercenadas por vientos del sureste, fuimos, seremos. Una cayó en picado, otra se entretuvo en un desliz entre plumas de Oca despistada de su bandada, una abasteció poblaciones de secano, otra regó campos en barbecho. Esenciales y  finitas… fuimos, a partes,  iguales y distintas. Gotas que a destiempo salpicaron altos abuhardillados y felinos inquilinos, bañaron callejeos otoñales, colmaron tazas de té, enjabonaron desnudos en bañeras, rociaron amaneceres primaverales, calmaron la sofocante canícula; pero sin saber, fueron deslizándose entre sábanas tendidas en cuerdas desflecadas por un adiós a tiempo y certero. Evaporamos con el fin del verano, con el inicio de un nuevo devenir borrascoso.  
Volvimos a nacer de un nimbo, esta vez a tiempo, pero distanciadas por las cordilleras del norte. Volvimos a precipitarnos sobre cabelleras desnudas e impermeabilidad plastificada, confiadas, valientes, erguidas… sonrientes.  





[No estreno Musa, lleva un tiempo sonriéndome con sus guiños, pero hoy te sonrío yo. Gracias, aunque tú no lo sepas]

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