−
De acuerdo. Entonces dejemos los
sentimientos y vamos a los números, que es tu
fuerte. En tu empresa trabajan tres mil hombres
respirando los gases de las minas y el humo de
las fábricas. Según las estadísticas todos ellos mueren cinco años
antes de lo normal. Tres mil hombres a cinco años, son ciento cuarenta siglos
de vida truncada. ¡Linda cifra, eh!
−
Tampoco de eso es
mía la culpa. Yo no inventé el sistema.
−
Pero vives de él
cómodamente. Y todo esto sin contar a los
que tosen en plena juventud gracias
a ti; y a los que engendran hijos
raquíticos, gracias a ti; y a los viejos
prematuros, y a los mutilados...
−
¡Tenemos los mejores hospitales
del país!
−
Lo de siempre: primero
fabricáis los enfermos y después los hospitales.
[...]
[A. Casona, aún, un contemporáneo]
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