domingo, 12 de febrero de 2012

Capítulo tres




Al fin, o eso creo, desperté. Parecía imposible que el preámbulo de este espacio pasara de una vez a esa nota inicial, a esos primeros párrafos… Sin embargo, así soy yo, una persona de las que pierden la cabeza en esa 'fase de enamoramiento', donde la pasión erótica, el romanticismo y la intimidad inicial nublan a uno los sentidos. Se camina tan bien entre nubes de algodón… De ello, también florecen desconfianzas, inseguridades, discrepancias y desencuentros, haciendo temer que lo bucólico del momento encalle en un angosto páramo de monotonía, reiteración y temores.
De ahí, que a veces, sea necesario izar banderas y tomar otros rumbos en busca de otros vientos. Despejar las mucosas del viciado aire de la gran urbe, para volver renovado, decidido… Y con ello descubrir si esa fase pastoril, fue un simple idilio con las musas o realmente desearías que ellas perpetuaran sus caricias en tus pensamientos con almíbar y aguijones.
Fui cauta, me hice con las provisiones necesarias, y partí hacia el desconocimiento de descubrimientos. Toda una aventura. Los resultados de la expedición fueron asombrosos –aún estoy boquiabierta–. Conocí personajes fantásticos, aprendí aquello que nunca imaginé y desgañite mis oídos y mi voz.
Ahora, vuelvo con las manos vacías –regalé todo lo que llevaba en mi equipaje–, pero con la mente y los sentidos repletos de sueños y credos. Si crees, se crea.  
Sé que mi pasión por escribir no es un enamoramiento etéreo, está vivo, late, respira y pesa. Desde la niñez me llevan acompañando cuentos, historias, guiones, relatos, comedias… en mis pensamientos y cuádrenos. Lamentablemente, la fase de enamoramiento se estancó entre la neblina de años de formación, estudio y un principio de madurez juvenil. A pesar de ello, seguía respirando en mi sótano mental, prueba de ello fue el despertar de este entorno a modo de blog. Despertares –que fue como bauticé el inicio de esta andanza–  fue un resurgir de mi pasión.
Ahora en esa fase de amor y pasión, el erotismo queda relevado por una pasión romántica que continúa en aumento, al igual que la intimidad y el compromiso.
Hoy, de la mano, caminamos firmes, juntas, vislumbrado un futuro en el que creo aunque, aún, se bocete difuso. Sé que las pérdidas se transforman en ganancias y los cambios son oportunidades, y que soy fiel defensora de juntar la realidad más cercana con nuestros sueños más lejanos.
Así –despierto– comienza Capítulo tres, porque dos son multitud y tres son compañía.
Si me llevas contigo, prometo ser ligera.

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