jueves, 15 de septiembre de 2011

(A mis 5 años)



-          Vamos hija, sopla de una vez las velas y pide un deseo.
-          Eeem… no sé qué…
Ya desde entonces resultaba indecisa incluso para el placer de desear. Sentí tal presión a mí alrededor en aquel instante, que antes de que mi madre volviera a insistirme por sexta, lo hice: soplé. Y al mismo tiempo que soplaba deseé, deseé lo primero que cruzo mi mente en aquel instante. No di oportunidad a mi titubeante mente, ni lo haría en los próximos años. Siempre lo haría así.
Tras soplar mantuve los labios posicionados, buscando con la mirada la aprobación de todos aquellos familiares. Estaban todos: mis abuelas jing vs jang, mi abuelitos de gafas ahumadas, mis tíos recién casados, los no casados y con hijos, mi tía ochentera de chupa y playeras, mi tío de la movida, mi primo y medio, mi tía adolescente, mi caniche tosco, el bigote de papa y papa, mama y su modelito premamá a lucir, y mi proyecto de hermana.
Cuando vi que empezaban a zarandear las manos y aplaudir, a gritar ¡bien!, y a recordarme que no contara lo que había deseado (sólo hasta que se cumpliera) mientras hacían de mis mofletes una diana de besos, consideré que el momento mareante de aquel soplido para cinco míseras velas había concluido.
-          Menos mal que sólo son cinco velas- pensaba mientras mi abuela jang cortaba la tarta- de lo contrario no habría podido expulsar ni un aliento más  de mis pulmones. Podría hasta haberme quedado sin aire por un estúpido deseo; y si no respiro cómo voy yo al cole el lunes. Y de eso ¡ni hablar! Pues...
Ya desde entonces también era una moza de mente, en demasía, inquieta.
La tarta era casera… de chocolate, el día… soleando, y estábamos sentados bajo la sombra de aquellos Chopos que miraban a aquel río siempre turbio. Todos tenían un pedazo de la riquísima tarta y yo… ya lo tenía.
-          Tio Nono… ¿Ves?- mostrándole el plato desechable- Ya, ya se ha cumplido.
-          ¿El qué?
-          El deseo
-          Jod… vaya, qué pronto. ¿Y qué deseaste?
-          El trozo más grande de tarta.



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